De la cabeza

Tomábamos Malbec. En la casa de LaBuho siempre hay un chateaux vieux; su preferido. En cada orgasmón siempre hay un vino –Malbec- porque decidimos darle entidad de macho.

Es nuestra figura masculina que mejor combina con la mayoría de nosotras. Según LaBúho sólo un hombre acompaña el proceso madurativo de la vida de una mujer; y ese hombre no es otro que un vino Malbec.

Nos convenció de su teoría acerca de la “Gran Poronga del Malbec” en un orgasmón en la casa de LaFlaca en el que hablábamos de la decadencia de un hombre con testículos caídos y los clítoris que con el tiempo emulan un micropene (Prometo para otro orgasmón).

Es suave, cálido. Bendecido con sustancias naturales que lo hace agradable y dulce. Tiene un aroma frutado durante su juventud y evoluciona, sí, como escuchan: E-vo-lu-cio-na, con aromas a canela y vainilla. Es profundo y de gran cuerpo. Alguna objeción: ¿Acaso no lo creen perfecto para cualquier mujer?

Nos conmovió y después de saborearlo en repetidas oportunidades, nos convenció. A partir de ese momento el Malbec fue el único macho del orgasmón. Claro que LaFlaca buscaría la forma de convertirlo en Syrah, fiel a su estilo.

Con el "macho" en el vaso nos desparramamos por la casa de LaBúho. Puse unos temas de Aerosmith, entre ellos Crazy. Tengo una flaqueza sexual con el grupo: sensibiliza mi clítoris.

Para figurarlo, podría decirse que me transformo en una mujer de concha táctil. Parecida a esos teléfonos modernos sesibles al tacto. Lástima que todavía no encontré a un tipo que tenga la misma destreza para acariciarme la concha.


Con Aerosmith pierdo el eje. Me caliento y necesito tocarme. Las chicas me conocen y saben que es el prólogo que le doy al orgasmón. Un poco de clímax, bah.

Nos gusta reunirnos en el bosque con aroma a sándalo, como le decimos a la casa de LaBúho.

Su Malbec nos concentra y ajustamos la conversación en ellos y su verga de manera exclusiva. El sándalo ayuda, y aunque se hagan las boludas, Aerosmith también. Además, en el bosque se respira sexo, diría un amigo.

LaConeja tira el tema principal del orgasmón cuando dice que le gusta un tipo de rodete(?) que lo encuentra todas las mañanas en la parada de colectivo.

-¿Te calienta un hombre que usa rodete Coneja? ¿Cuándo perdiste el respeto por tu concha?, le digo mientras se la señalo.

-Hace rato. Vos no entendés que mi concha está a la moda. Tengo que probarlos todos. ¿Y si por algún rodete está perdido mi Conejo? Me gustan los hombres con rodetes. Me parecen elegantes y sensuales. Me hago cargo: ¿Quién Más?

-Dejate de joder con la moda -se indigna LaBúho. -Son los delicados de siempre que se le fue al carajo la identidad masculina. Tienen un estilo obsesivo y controlador. Son grandes simuladores que creen que nos van a vampirizar porque denudan su cuello.

-¡Lo único que chupamos son pijas! se altera LaSofer.

-Sí Sofer, no esperábamos otra cosa de vos. Brindemos, dice LaFlaca.

¡Brindamos! LaBúho continúa con su discurso reprobador.

-Enmascaran fallas de su “cabeza” principal adornando su cabeza secundaria con un rodete: ¿Eso te parece un hombre, Coneja? Prefiero cogerme a Eva Perón.

-¡Carajo! Alta convicción, grita LaSofer. Te banco amiga, aunque sabés que me acostaría igual con un tipo con rodete. De última, pensalo, se lo saco con disimulo mientras lo cabalgo.

-No, boluda –dice LaBúho -los de rodete te cortan la mano. Entonces ahí te estarías cogiendo a Perón…¡Puajjj! Aunque para vos Sofer las exigencias no son un problema.

Bajé la música porque la charla había emulsionado. Nos reímos mucho con el cierre de LaBúho que se levantó y fue a hasta la biblioteca mientras encendía otro sahumerio. Enseguida LaFlaca aportó su teoría

-Los de rodetes son trabajadores bucales. Como garchan mal, necesitan que la boca les haga el aguante. Me los imagino perfeccionando su técnica frente a un espejo y una bolita. ¡PATÉTICO! Ahora entiendo por qué nunca se acostumbran a la humedad de nuestro hábitat.

-LaBúho sigue dando vueltas entre la biblioteca y nuestras copas de vino.

Cuando LaFlaca termina con su teoría me acuerdo de que LaCaro nos contó que su novio es "rápidito para eyacular".

Gracias a ese recuerdo razono mi teoría acerca de los deportistas, el rodete y la ansiedad orgásmica. Todo cierra cuando una vez en casa de LaCaro, ví que W se iba a jugar al fútbol con sus amigos y el "rapidito" –apodo del kía- no va que se peina con el clásico rodete…

-Planté mi teoría. Chicas, ¿se acuerdan de que LaCaro nos comentó que su novio es eyaculador precoz?

-No, Guevara, dijo que es "rapidito para acabar", interrumpió LaSofer.

-Sí, eyaculardor precoz. O sea, olvidate de acabar Sofer. Pero vos dale, tranquila, seguí probando. Avisame cuando acabás. Eso sí, olvidate de que el rapidito te avise.

-Lo que quería decirles es que si observamos un poco al varón que nos reodea, podemos ver que el rodete es un boom en el mundo del deporte.

Primero empezó Gaudio y ahora lo siguen los machos del balompié. Lo más preocupante de todo es que su población es significativa y plagiada por varias generaciones: ¿Acaso la idea es exterminar al orgasmo femenino?

¿Dónde están los hombres que hacen palpitar nuestro clítoris? Esos que nos hacen desvanecernos frente a un orgasmo.

-¡Qué extremista que sos Guevara! Primero comete a un rodetman y después contamos, me dice LaFlaca.

-Ni en pedo. Puedo cogerme hombres con penes de distintos tamaños, formas y colores; pero con rodete nunca.

Termino de hablar y aparece LaBúho con un diccionario.

-Ves Coneja, te lo dije, según la RAE el rodete es una rosca que con las trenzas del pelo se hacen las MU-JE-RES para tenerlo recogido y para adorno de la cabeza.

Entonces que se dejen de joder con el rodete y se preocupen más en retener su esperma. Digámosle a LaCaro que le inyecte a W un poco de clonazepam en la verga. ¡A ver si goza un poco esa chica!

-Después de esas palabras no nos quedó otra que brindar.

¡Brindamos!