Tortilla de Coneja

Tengo una fantasía recurrente: enfiastarme con otra mina.

Si bien no se lo conté a ninguna de las chicas y menos me expuse en un orgasmón, el otro día se me dio por tirarle el tema a LaBúho. En realidad fue ella la que sacó el tema preguntándome si no me interesaba acostarme con un amigo y ella.

Le pregunté si lo conocía y le confesé que siempre me toque imaginándome cómo sería una noche de sexo entre amigas, chupándole la pija entre las dos a cualquier muchachito dispuesto a inundarnos de leche en partes iguales.

Soy muy vergonzosa al momento de contar estas cosas. Si bien me fascina hacerlas, cuando hablo es como que le pido permiso a mi consciencia machista y timorata para decir y mostrar que soy tan putita como LaGuevara.

La mayoría de las mujeres fantaseamos con tener sexo grupal, y si hay una mina atravesada en cualquier orgasmo femenino, mejor. Casi todas nuestra amigas, confirman nuestra teoría de grupo que dice que nada mejor que una mujer para chupar un concha.

Algo similar debe ocurrir con lo hombres. Olvidate de que lo digan, dice LaBúho, si a la mayoría le metés un dedito en el culo y se sienten putos. Y no sé qué es peor: si aguantarnos su creencia miedosa o tener que contenerlos y convencerlos de que en realidad no son putos si gozan con un dedo (o con lo que sea)


Una de las fantasías más comunes en el ámbito femenino es tocar, manosear, apretar y chupar la concha de una amiga que te guste. No se la chupás a una mujer por la anécdota; te tiene que cautivar –como cuando te gusta un tipo- una hembra para acostare con ella.

Toda esta calentura pertenece al terreno de lo que mi imaginación me permite. Además todavía no conocí a esa mujer que me estremeciera; que me mojara (literal. Las mujeres calentonas nos mojamos con un abundante y denso flujo).

Sin embargo, le contaba a LaBúho, una detallista insufrible, que el otro día creí ver a la mujer de mis pensamientos.

-¿No me jodas que te querés comer a la mamá de un alumno tuyo?, me pregunta LaBuho.

-A veces son un poco molestas tus percepciones Búho, pero como casi siempre tenés razón. La vi en la multitud de un acto escolar. Siempre con su gorrita y su escalandalosa juventud. Es increíblemente masculina. Una seductora inconsciente. Linda, guerrera.

Mi vagina también la sintió y comenzó con sus latidos típicos provocados por la excitación. El clítoris engorda, lo percibo. Arde. Chorreo tanta calentura que mojo toda la bombacha. Me la imagino con su lengua trabajadora, de mamá multifacética y emprendedora. Sin embargo, al momento de acabar, se convierte en una nena indefensa, quejosa, al punto de la lágrima.

Pero sólo encontré su mirada. Todavía soy muy torpe para trasmitirle mi deseo de tocarla y que me toque. De todas maneras, el aire en esos momentos es cien por ciento femenino. Se huele el deseo de ambas; aunque ella baje la mirada.

Hasta hoy que te lo estoy contando, no la vi más. Igual me masturbé varias veces pensando en su boca. Hasta practiqué cómo se la chuparía mientras me bañaba.

LaBúho me dijo que en la búsqueda obsesiva que tengo por encontrar a mi conejo azul, quizás aparezca un macho que, de vez en cuando, me ofrezca una buena vagina.

¿Existirá un macho con concha?


2 comentarios:

  1. Jajajajjajajaj ojala existiera !!!!!!!!!

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  2. No sé, yo de hacer un trío prefiero dos tipos...una en cada agujero...todavía no concreté, peor voy por ello....estar con una mina me suena a competencia, qué se yo...no sé, de todas formas, bien por la amplitud sexual!
    Un beso!!

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