Chupala

Durante varios años trabajé como promotora. Pero no era ese trabajo sacrificado, extenuante y criticado por ser rubia, mostrar el culo y andar fingiendo orgasmos a tipos de guita. Mi trabajo consistía en degustar. Promover el crecimiento de la poronga. Ese es el verdadero oficio de una promotora.

Mi obsesión por encontrar a "ElHombre" perfeccionó mis cualidades extraordinarias de catadora. Apenas minutos y un poco de tacto peneano y testicular, bastaban para determinar la cantidad de testosterona hombruna.

Me cogí a todos. Suponía que tenía un instinto súper desarrollado y que podía detectar machotes amorosos, sociables, gentiles, compañeros y, fundamentalmente, agradables para convivir. Sí, esos que cuando te hablan te hacen vibrar con su voz cavernosa y te encierran en su laberíntica mirada.


Me equivoqué. En todos mis olvidos y pérdidas –soy distraída- también extravié mi autoestima y confianza. Sé que están oxidadas entre mis cosas. No me canso de buscarlas. Quizás en uno de mis tantos descuidos las encuentre.

Retomo.

Durante aquella etapa de coneja enloquecida escrutando hombres que completaran la mitad de mi espacio, me tropecé, una noche en Ave Porco, con un machote de dos metros que según mi elogiado criterio decía ser "ElHombre".

Ave Porco era el lugar adolescente –y no tanto- en donde se desplegaba el Orgasmón. En uno de esos inacabables crepúsculos, hablando de mi obsesión con LaBúho, LaGuevara y LaFlaca me quedó de apodo “LaTesto” porque decían que mi Botox era la leche de las vergas.

-Parecés esas mujeres que en busca de la perfección saturan sus angustias y combaten sus arrugas aplicándose botox. Vos estás en la misma, Coneja, con la única diferencia que te aplican cuatro porongas por semana, dice LaGuevara.

-Sí, boluda, vas a perder la expresión de tu concha, agregó LaBúho.
Así terminé: cogiendo en escondrijos, fisuras, calles transpiradas de basura y en algún que otro caserón de Belgrano.

La noche que conocí al machote tatuado hablamos; o simplemente escuché. Creí que era zeziozo y antes de poder opinar me dijo: "Tengo un piercing en la lengua".

Es hueco. Lo certifica todos los agujeros que tiene: aro en la nariz, en la ceja, en el labio inferior, en la oreja, en la tetilla, en el ombligo, en la poronga y en la lengua –como dijo.

Salimos varias veces y cogimos unas tantas más. Era muy bizarro "ElHombre" pero me gustaban sus duplicidades. Un enorme pene completaba un cuerpo perforado y colmado de tatuajes de dos metros que tomaba leche chocolatada y se reía de las gansadas Mr. Beam.

La última vez que lo vi me estaba chupando la concha. Su desatino o inhabilidad para el sexo oral era tan grave que el tipo disfrazaba la realidad y creía ser el gran mamón vaginal.
-"¡Ja! No me digas que mi lengua con piercing no te vuelve loca. Ya venís, ya venis", me decía el boludazo.

-¿Cómo le digo que noooooo?, pensaba.
¿Cómo se le dice a un tipo que no te gusta como te la chupa?, pienso.

Empecé a hablar. Nunca tuve una verborragia tan incontrolable; me sentía Enrique Pinti. Él seguía creyendo que estaba a punto del orgasmo y chupaba, chupaba, chupaba.

Yo le hablaba del clima; de uno de sus tatuajes que parecía decolorado –dejó de absorber. Perforó mis ojos con su mirada y siguió lamiendo-; de que le había contado a mi vieja que estaba saliendo con el alguien pero que me daba un no sé qué presentárselo por los tatuajes, hasta me atreví a nombrar a mi ex. Él seguía estoico chupando y yo dándole charla a ver si aflojaba con tanta insistencia.

Miraba el techo. Me hacía la muertita. Ni bola.
No podía dejar el parloteo. Le hablé de mi psicóloga, le pregunté si quería acompañarme un día y charlar de lo nuestro.

¡Uh!, suspiré -Hoy tengo sesión y estoy llegando tarde, le dije mientras movía las caderas para un lado y para el otro con el fin de escaparme de su lengua perforada.

Levantó la cabeza, se pasó la mano por la boca con intención de limpiársela –su baba porque mi concha era un desierto- y me gritó: "¡Callate cotorra!"

8 comentarios:

  1. upa nos pusimos profundas! salú

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  2. De la torre de marfil, se baja de un ondazo sin escala. El ego, como el gigante que cuando más grande, más duro cae.

    ¿Y ahora cómo es la cata de pijas? ¿Mas medida? ¿Más minuciosa?
    ¿El botox lactea ya no pertenece a la dieta semanal?

    Un beso, mujer.

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  3. De qué estás hablando Nemesis?? Siempre somos profundas

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  4. Coneja te estás olvidando de algunos detalles de esta historia .
    El pibe te echó de la casa tirándote zapatillazos y cuando quisiste salir del edificio ...la puerta estaba cerrada . Veías como bajaba el ascensor y sabías que se acercaba el tatuado mal chupador enojado.
    De repente ..tu salvación. Un pibe que pasaba por la calle al que le gritabas a través del vidrio . El pibe se comió la película de tu superhéroe , sin conocer el tamaño de su contrincante.
    Y así como siempre zafaste alguien abrió justo cuando el ascensor marcaba pb.
    El pibe te acompañó a mi casa , donde estaba con mi novio de ese momento y como tantas veces ... me cortaste el polvo hija de puta.
    Nunca me olvido cuando te bajé a abrir y entre abrazos y sollozos me decías ... ME DIJO COTORRA!!!!!!!!!!

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  5. jejeje. Muy bueno. No sé por qué pero al tipo me lo imaginaba estilo Fort.

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  6. "¿Cómo se le dice a un tipo que no te gusta como te la chupa?"

    Sigo pensando...

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  7. Creo que en general la gente que se pone piercings en labios/lengua cree que le otorga un extra para chupar vagina/pija, pero opino que en estos casos se suele dar mucho lo de "perro que ladra no muerde", me parece que las buenas chupadas se dan sin "accesorios" y ese tipo de boludeces, hay que apuntarle al clítoris y mover la lengua ni más ni menos.
    Me gusto el post, saludos.

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  8. Penoso, lamentable, inesperado en una mujer experimentada.
    Todavia no sabes que cuanto menos lindo es el hombre resulta mas gauchito.
    Y como la practica hace al maestro....

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